Esto se traduce como un decremento o incremento en nuestra base patrimonial, ya sea de forma coyuntural o permanente en el tiempo. Para que podamos comprender con mayor amplitud estos conceptos y la diferencia que existe entre ambos el comparador financiero y de créditos online WannaCash.es va a ilustrarlos a partir de algunos ejemplos comunes en la vida de cualquier persona.
Bienes activos: Las acciones de una empresa o corporación tienen la posibilidad de generar incrementos patrimoniales de forma directa a partir de la generación de dividendos o revalorizaciones en los precios unitarios de las acciones. Del mismo modo, los títulos académicos, por ejemplo, también pueden convertirse en un vehículo para obtener mayores ingresos a partir de una mejora salarial o la aparición de nuevas perspectivas profesionales. Por otra parte, las herramientas de trabajo que garantizan un incremento en la productividad de un negocio también repercuten de forma directa al propietario en forma de beneficios.
Bienes pasivos: Existe un bien pasivo muy conocido, de hecho es el ejemplo más habitual a la hora de hablar de bienes pasivos. La compra o adquisición de un vehículo es algo cotidiano y necesario para la gran mayoría de personas. Sin embargo, aunque se trata de un bien que posibilita el transporte y proporciona beneficios como una mejora en la calidad de vida, a nivel económico es una fuente continua de pérdidas. Los gastos que genera continuamente y su depreciación u obsolescencia a medida que pasa el tiempo se traduce en un cúmulo de gastos para el propietario.
Bienes variables: Sin embargo, no todos los bienes pueden ser fácilmente catalogados como activos o pasivos. Las viviendas, por ejemplo, han sido consideradas tradicionalmente como un bien activo. Sin embargo, a raíz de la crisis económica que vivió el país, y más concretamente el sector de la construcción, las cosas han cambiado mucho. Y es que, en el pasado siempre se creyó que «una vivienda se revalorizaba con el tiempo y era una inversión asegurada». Lo cierto es que esta afirmación ha resultado no ser así, al menos no del todo. Este bien inmueble puede ser tanto un bien pasivo como activo dependiendo de las circunstancias que rodeen a su venta. Si nos encontramos en un buen período dentro del mercado inmobiliario, sin duda será un activo.
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