Comentaba el otro día con una amiga que en Dinamarca, te sacas el sayo, lo pones a lavar, y antes de que seque, ya te lo tienes que poner otra vez.
El final del verano 2014 llega para mi con la conclusión de mi vida académica en el país nórdico de los veranos más cortos. Hoy he terminado la tesis y, al ir la escribir sección de agradecimientos, me he dado cuenta de que a todo lo que realmente le quiero agradecer tanto esfuerzo no cumple los requisitos formales y standard académicos, así que quiero usar este espacio para hacer una sección Agradecimientos alternativa que considero tan necesaria como la que voy a imprimir el Sábado para que pase a los anales de la historia. Probablemente, quedará criando polvo en la estantería de la biblioteca de Humanidades. Así que querido lector, con tu permiso, voy a aprovechar las siguientes líneas para explayarme de lo lindo.
En primer lugar, quisiera mentar a la a la madre que parió al rubio que me inspiró a venir a este país dejado de la mano de Dios. De no ser por ella, probablemente hoy estaría bebiendo una Magnus a la sombra de un pub de Londinense tan ricamente, en lugar de estar medio desquiciada en el sofá de mi casa, pensando en cómo explicar el papel de los medios de comunicación en fomentar cohesión social e identidad European. Gracias mama vikinga, NO lo hubiera hecho sin ti. Tampoco podría olvidarme de los personajes tan peculiares que en Dinamarca se llaman caseros,y en España se conocen comúnmente como pirados del montón. Tampoco quiero olvidarme del amable señor que me vendió mi primera bici danesa, al que se le olvidó decirme que en este país se frena pedaleando hacia atrás. Mis dientes se lo agradecerán para toda la eternidad. Gracias a mi profesora danesa y su emperramiento en hacerme escribir absurdas redacciones que sólo me demostraron lo tauro que soy y que, cuando digo “no”, no hay suspenso que me cambie de parecer. Por supuesto, gracias a las camareras y, por extensión, a todos los daneses detrás de un mostrador que te dan el día echándote una bronca del 15 cada vez que les pides algo. Vuestro mal hacer y mala leche me han hecho una mujer más fuerte.
Como esta tesis va de plataformas sociales y medios de comunicación, no podría olvidarme de Netflix -la wikipidia del celuloide y TV-, y sus horas de relax y no pensar cuando mi cerebro iba a estallar tras largas lecturas de parrafadas mediáticas académicas intragables. También tengo que hacer mención especial a Spotify, ese invento Sueco maravilloso que a un click de distancia te trae el sonido de la gaita y de Lady Gaga para los días de bajón. Hablando de Suecos, gracias a IKEA. Que hubiera hecho yo sin IKEA? Vasos, sartenes,edredones, cama, silla….en fin, que sólo le ha faltado darme un novio, aunque para eso tenemos Tinder y Dating.DK. Gracias rubios por vuestros mensajes, de todo, menos románticos. Me habéis cerciorado en la creencia de que el amor debe de ser cosa de novelas rosas y pelis de ciencia ficción. Cómo olvidarme de FB y los extensos status que han conseguido más likes que las novelas de Corin Tellado! Gracias amigos virtuales por seguirme, soportarme y colgar fotos para cotillear en los momentos de aburrimiento Nórdico. También quiero agradecerle a Skype el que mi abuela siga pensando que vivo dentro de una pantalla de móvil. Para ir terminando -que me acaban echando del escenario como a Almodóvar en los Oscar-, quiero dar las gracias al que inventó el sistema de las zonas de tren en Copenhague: Me ha enseñado que el nivel 10 Sudoku es un juego de niños. Por último, gracias al Mælkechokolademed Nødder de Netto. Lo que no mata, engorda.
En fin. Tres días y medio para imprimir mi tesis y poner punto final a esta etapa. Después comienza el abismo de otro capítulo por empezar. Ciertos abismos parece que se hacen más negros a medida que pasan los años y no has dado con el sitio en el que querías estar. El truco radica en ser un poco como Benajamin Button y crecer hacia atrás, al menos en lo que a ilusiones y sueños se refiere y como diría Chalres Chaplin: sonreir siempre en la adversidad.
Raquel Sertaje